Frente de tormenta
1
Hacía ya varios días
que no se hablaba de otra cosa, la atmósfera se había cargado a tal punto que
el vendaval era casi una certeza. La gente del pueblo conocedor de lo
desbastador de las tormentas, había tomado las medidas de seguridad rutinarias
para el caso, aunque se mantenía una desconfianza desmedida, un nerviosismo
aparentemente infundado.
En la casa de los
Uriarte, la familia más acaudalada de la ciudad pueblo, no tienen tiempo para
fijarse en la tormenta ni les importa. La mansión donde viven está ubicada en
un lugar elevado, rodeado de una muralla de pinos que asemeja a los muros de un
castillo. Una familia compuesta por un padre terriblemente dominante y una
madre por demás sometida y los cinco hijos de su matrimonio, tres de ellos
solteros y los otros dos casados y con sus mujeres e hijo. Y viven en ese
palacete por “disposición” del gran jerarca a quien nadie discutió nada….hasta
ahora.
No es amigable la
convivencia dentro de la mansión y se producen choques que son tremendos, por
mantener sus privilegios y poder dentro de la familia. La madre que siempre
trata de limar asperezas, hace malabares para evitar que la sangre llegue al río.
Entre hermanos no hay
grandes diferencias, pero cuando entran a tallar las cuñadas, la cosa se complica y comienzan con discusiones
y pases de factura de todo tipo y tenor, que llegan a ser muy airadas. Los
hermanos mayores son Julián y Federico y el resto son un muchacho de quince
años, Pablo y dos muchachas de diecinueve y veintiún años, Elisa y Rosalía.
Pablo estudia el
secundario en el pueblo en una escuela privada y hace jornada doble y vive en
un mundo irreal formado por computadoras y juegos de todo tipo y un grupo de
amigos de su misma edad que andan sólo en busca de diversión. Elisa viaja todos
los días hasta la ciudad más próxima donde hay una facultad de agronomía y cursa las primeras materias y
Rosalía que ya probó un par de carreras y las abandonó y ahora toma clases de
piano y lírica con un profesor privado en su propia casa.
Los hermanos mayores
Julio y Federico, junto a su padre manejan una empresa de transporte, la más
grande del oeste con una flota de más de cuatrocientos a camiones. Las esposas
de Julio y Federico, Olga y Elvira se dedican a los menesteres de la casa Doña
Adelaida, es la madre, una mujer robusta, de anchas caderas, muy blanca y de
cabellos aun muy negros y de rasgos muy finos, pero ya con cincuenta años y un
rostro que muestra muchas arrugas y gestos de resignación. Y don Aristóbulo, el
señor de los camiones, que llegó a ser muy rico, entre otras cosas, por no tener el
mínimo escrúpulo a la hora de hacer negocios de todo tipo con quien fuera. Este
señor tiene en el pueblo una amante, que vive en una hermosa casa que él mandó
a construir, donde ella vive junto con su madre, no ejerciendo ninguna
actividad y siendo mantenida hasta en lo mínimo por el señor de los camiones, y
a la cual hace controlar sin disimulo. Esto es archi conocido en el pueblo y
por toda la flota de camioneros que trabajan en su empresa.
Doña Adelaida sospecha
desde hace muchos años que él tiene algo por ahí, pero no se imagina hasta
donde llega el asunto.
2
Llegando el ocaso, el
cielo se puso muy oscuro, empezaron escucharse los primeros truenos y un viento
furioso se desató con violencia inusitada y para que el espectáculo fuera
completo un alud de cascotes, por que ya no se podía decir que era granizo,
empezó a golpear y destrozar cuanto encontró a su paso. El aluvión pareció no
terminar nunca y los resultados de la catástrofe fueron tremendos.
En la mansión produjo
algunos destrozos pero no fueron importantes. Los generadores hicieron que nunca
les faltara energía eléctrica. Sin embargo don Aristóbulo no cesaba de mirar
por un ventanal de la amplia sala hacia el lado del pueblo, como queriendo
penetrar en la oscuridad y poder llegar a ver como la estaría pasando su
querida.
Doña Adelaida notó su
preocupación y acercándosele mansamente, le pregunto que le preocupaba. Este
reaccionó intempestivamente y le retrucó” no ves la tormenta, cómo querés que
esté con tantos camiones en las ruta ¿”. Ella no respondió, se quedó parada al
lado de él mirando por el ventanal, pero no hacia el mismo lugar.
Federico había visto y
escuchado la escena y sintió un calor en la cara y una furia tan grande que
apenas si se contuvo para no saltar y cantarle en la cara su desfachatez,
sabiendo como sabe de su historia fuera de su casa. Y solo como para acompañar
a su madre de algún modo, la llamó y le preguntó una nimiedad para sacarla de
esa penosa situación.
A pesar de la
tormenta, la cena se sirvió como siempre a la misma hora. A las veintiuna horas
todos los comensales habían ocupado sus puestos en el comedor, menos Julio que
había viajado a Buenos Aires Capital para cerrar un negocio con una empresa
portuaria.
La cena transcurría en
calma y con comentarios sobre la tormenta que aun seguía en todo su esplendor y
todo parecía indicar que así continuaría de no haber sido por que
Olga que a su lado
tenía a su bebé en una cuna, comentó, “y pensar que esta noche mi hijo y yo
vamos a estar tan solos y con esta tormenta”. Se hizo un silencio total y fue
primero doña Adelaida que salió al paso diciendo, “no te preocupes querida que
estamos todos aquí, quedate tranquila”.” Sí gracias Adelaida pero yo no tengo
que ser siempre la que se queda sin marido”, le devolvió Olga. Y fue como si de
pronto estallara un volcán, don Aristóbulo pegó un golpe en la mesa que hizo
volcar mas de una copa y a grito pelado increpó a su nuera, diciéndole” Pero
vos que te crees que esta empresa no requiere sacrificios, vos te crees que la
empresa va a seguir adelante si tu maridito se queda a calentarte el culo todas
las noches y los negocios lo hace la competencia”.
Ella que no es del
palo de las Adelaida, mirándolo altanera, le dijo,”Parece que vos tenés un solo
hijo para los mandados”, como vos no querés alejarte del pueblo, entonces lo
tenés a Julio de emisario por no decir alcahuete”.
Enfrente se encontraba
Elvira quien reaccionó al sentirse agredida y le espectó, “D e que te quejás
querida, o te crees que el hace esto gratis, flor de comisión y tajada se lleva
en el reparto, no seas hipócrita”.
El viejo Aristóbulo se
la vio venir y presintió que si no lo paraba, la discusión podía entrar en un
terreno peligroso para el mismo y haciéndose el calmado y recapacitado y dirigiéndose
primero aOlga le dijo,” bueno querida, perdoname, no te pongas así, pero la
realidad es que Julio está más preparado para manejar este asunto, aun mejor
que yo, por eso no había otra posibilidad y nadie pensó que esta tormenta
llegase a ser tan terrible, pero estamos juntos, todo va a salir bien. Elvirita
no te pongas así, por que en poco tiempo será el turno de Federico de manejar
estos negocios. Si bien las caras de malestar persistieron por el resto de la
cena, no hubo sobremesa y cada uno se separó en diferentes partes de la casa
sin mayores comentarios. En el comedor se había quedado don Aristóbulo, su
mujer y sus dos hijas. Pablo casi no cenó y más rápido que nunca desapareció
del comedor para meterse en su cuarto a jugar con la play.
Fue Rosalía la que
dirigiéndose hacia su padre le dijo-“No entiendo cómo tolerás que esa
desagradecida te conteste de ese modo, quien carajo se cree que es, sino le
ponés coto a esta situación, un día de estos vamos a ser sus sirvientes” “Papá
ella se mete en todo, quiere mandar, quiere decidir, pasar por encima de
nosotras y de mamá” “ Qué te pasa? Primero reaccionás como un loco y con tres
palabras de esta mina, te diste vuelta como un panqueque”…
Don Aristóbulo se quedó mirándola
unos segundos buscando una respuesta mas o menos elegante para salir airoso que
no encontró y optó por algo sin sentido como “vos estás sugestionada por la
tormenta y le has dado mas importancia a este pequeño incidente del que tiene,
esto no da para mas” ” Está bien, dejemos que todo siga así, cuando la bola se
haga muy grande y empiece a rodar vamos a ver como la parás”, se le oyó decir a
Rosalía yéndose del comedor.
La tormenta fue
amainando con las horas y ya en la mañana no llovía más. La temperatura había
bajado en quince grados y el cielo comenzaba a abrirse. La imagen que se
ofrecía los ojos de la gente era tremenda, los daños eran importantes, casas
destruidas o sin techo, postes y cables caídos por doquier, así como también
árboles centenarios arrancados de raíz, las calles inundadas y varios barrios
en emergencia. Un panorama desalentador. Inmediatamente se organizó la
recuperación, comenzando por la limpieza de las calles y el levantando de los
cables de electricidad y las palmeras que los sostienen.
Fue una buena excusa
para que don Aristóbulo saliera a colaborar con el pueblo y desaparecer por
casi todo el día, solo para ir a reunirse con su amorcito.
Julio llegó a la
empresa directamente, donde despachó unos asuntos y se interiorizó de la
situación de la flota que estuvo de viaje durante la tormenta, no habiéndose
registrado ninguna novedad. Buscó a su padre y al no encontrarlo supuso donde
estaría. Se marchó para su casa.
3
No fue mas que llegar y
recibir una catarata de reproches por parte de su mujer, que estaba
particularmente enojada con su padre y lo mal que la había tratado y lo
guarango que había sido. A Julio que conoce tan bien a su padre no le
sorprendió ese comportamiento de energúmeno que es su marca registrada. Pensó
que debería de hablar con su viejo a solas y aclarar algunas cosas. Ya tenía
bastante con tener que hacerse cargo de la empresa, con su viejo metido entre
las faldas de esa mina y su hermano que era un inútil de mierda, un reverendo
pelotudo y encima casado y con un hijo.
Después fue a saludar
a su madre, quien lo recibió con gran alegría y mucho afecto, ya que al ser el
hijo mayor lo tiene como el único capaz de poner un poco de sentido común en su
familia.
Almorzaron los pocos que
estaban y no hubo otros comentarios que los referidos a los destrozos acusados
por la tormenta y cómo Don Aristóbulo se puso al frente de la organización de
las tareas de recuperación, cosa que a Julio le produjo un asco tremendo.
Era noche de viernes en
el pueblo y una de las dos discos que increíblemente no sufrió daños
importantes y ya con energía, se dispuso a abrir sus puertas para que los jóvenes
y los no tanto, se dieran cita en sus pistas para bailar y armar un programa
para la salida, además de muchas parejas que se divertían en ese lugar de
encuentro.
Y como en todo pueblo,
los trampas están en su justo medio y tiempo, allí van a parar aquellas parejas
que no se pueden mostrar en publico en el pueblo, pero allí entre tanta gente y
en algún lugar especial algo escondidos se pueden encontrar a varios
personajes. En uno de esos reservados se encontraba la querida de don
Aristóbulo con un amante joven teniendo sexo. Hacía tiempo que en todos los
bailes de fin de semana se repite esta situación, aprovechada por la mujer, arriesgándose a ser vista pero decidida a no perder a su
hombre. Combinada con el dueño del boliche, ella siempre llega por una entrada
especial autorizada y por la misma retira, siendo imposible detectarla dentro del
baile. Pero el diablo metió el rabo y alguien por error se equivocó de
reservado y cuando quiso acordarse se dio de narices con la pareja en plena
actividad y al reconocerla, salió como
disparado del lugar para correr a contárselo a todos los vagos amigos que
estaban en el baile.
La noticia corrió como
un relámpago dentro del boliche y ya para el sábado todo el pueblo lo sabía. A
media tarde del sábado un anónimo llegó al celular de don Aristóbulo con un
mensaje que decía: “Sabías viejo de mierda que tu hembra anda cojiendo todos
los viernes con un pendejo en el boliche La Covacha”?
Una inmensa furia se
apoderó de él, confirmando una sospecha que hacía tiempo lo acosaba, pues más
de una vez la llamó a su celular y ella no le respondió, alegando falta de
señal. “Así que esta hija de puta anda cagándome con un pendejo…te vas a
arrepentir para toda la vida, me la vas a pagar puta de mierda”, pensó y
maldijo a su hasta hoy bien querida.
4
El pueblo en cuatro
semanas había vuelto a la normalidad. Todo el mundo recuperó los servicios
básicos y salvo algunas casas muy comprometidas, el resto parecía no haberse
enterado de la tormenta. Cuando se escuchó la sirena de los bomberos, habían
pasado no más de diez segundos después
de escucharse la explosión. La gente se asomó para ver hacia donde iba
la autobomba, aun que no hizo falta. Se dirigía hacia el lado norte, al barrio bacán.
Allí desde lejos se veía una columna de humo, señalando el lugar donde ocurrió
el siniestro.
Los primeros en
llegar, los curiosos, vieron la casa destruida. Nada había quedado en pie y una
densa atmósfera de humo rodeaba el lugar mostrando una dantesca escena.
Según se comentó,
parece que una señora mayor dejó una hornalla de su cocina abierta, al salir a
cenar con su hija y al volver y encender la luz, todo voló por los aires. Ambas
mujeres murieron en el acto y la destrucción fue total y nada se averiguó, de
ahí en más.
Para don Aristóbulo,
en muy poco tiempo, su situación cambió totalmente. Se había liberado de un
lastre que desde todo punto de vista, le ocasionaba muchos problemas. La
justicia divina, había decidido darle otra oportunidad y él muy pío se aferró con uñas y dientes. Sin
embargo en el pueblo, nadie creía en la justicia divina, sino más bien en una
venganza cruel del señor de los camiones resentido y despechado por la traición
de su querida, en una doble señal de impunidad y para que nadie se atreva a
traicionarlo.
5
Julián buscó el
momento justo para encontrarse con su padre en un momento de descanso,
tomándolo por sorpresa y no dándole ninguna oportunidad para una eventual
evasiva. Tenía una pila de asuntos atrasados que no tenían nada que ver con la
empresa, pero que necesitaba tratar inmediatamente y sin más postergaciones.
Don Aristóbulo, zorro viejo, preparado para combates con pesos pesados , sintió
que la próxima pelea iba a ser mucho más que dura y salió al cuadrilátero, con
los guantes bien ajustados y los ojos fijos en los puños del rival.
Mirá viejo, a mi me
importa tres carajos lo que hacés con tu vida, donde vas a coger ni con que
mina te metés, es tu vida, pero sucede, que no si te acordás que sos un tipo casado
con una señora que se llama Adelaida, que oh casualidad es mi madre y que me produce un terrible asco que esté en la
boca de todos como la pobre cornuda del camionero. Vos no tenés límite , has
dejado la imagen de mi madre en el lodo, para la risa de todo el pueblo, sos un
hijo de puta!
Dicen en el boxeo, que
con un buen golpe se derriba al rival, aunque el golpe que le aplicó Julián a
su padre, no lo tumbó, lo dejó grogui. También dicen que en ese estado si no
hay tregua es casi seguro que termine en la lona.
Y siguió “Además con
que derecho te metés a opinar cuantas veces le caliento el culo a mi mujer, que
mierda te importa de mi vida privada, casi nos obligaste a quedarnos en la
casa, con excusa de la familia unida y la empresa y bla bla, cuando en realidad
tu juego era tenernos a todos controlados y vos andar de joda por ahí sin que nadie te molestara.”
“Tengo que aguantar
las quejas de mis hermanas, de mi mujer, ver la cara de mi pobre madre que se
muere de tristeza, tolerar al pelotudo de Federico que gracias a vos se quedó
en la vida cómoda de mantenido, incapaz de pensar algo por cuenta propia y
ahora como corolario, escuchar los rumores cada vez más fuertes que vos
mandaste a dos tipos de la tropa a quemar la casa de tu querida”.
“Como están dadas las
cosas, vos te creés que yo me voy a quedar chupándome el dedo, esperando tu
próxima movida. Desde ya te digo que esto
se terminó. Antes de fin de mes me voy de la casa, no aguanto más. Y te
exijo que pensés muy bien lo que vas a hacer y cómo lo vas a hacer, por que
sino, yo me abro y es definitivo!”
El golpe fue letal, no
lo esperaba, el castillo se derrumbaba y se le caía todo encima y ya no tenía
capacidad de reacción, o pedía ayuda o quedaba bajo los escombros.
Con una voz que no era
la suya, don Aristóbulo, ahora mucho más viejo de lo que era, le suplicó que no
lo abandonara en este momento, que estaba arrepentido de su reacción durante la
cena pasada, que es muy difícil manejarse con tantas mujeres en la mesa y que
le tuviera paciencia a Fede, que no era malo, solo un poco desconectado y que
el no tenía nada que ver con el accidente, si le reconoció haber tenido de
amante a la mina y que siempre trató de ocultar lo mejor que pudo a su querida pero pueblo chico…
“Entonces dejate de
joder, terminemos con esta farsa, juntá a todos los socios minoritarios que te
has conseguido y a los demás que forman la sociedad a un asamblea general para
elegir nuevo presidente de la compañía y en la misma me proponés para el cargo
y no se habla más”
6
La mudanza se produjo
unos días antes de fin de mes, pues Julián decidió alquilar una casa bastante
alejada del palacio del camionero, para establecer una distancia justa y necesaria.
Quien más sintió la ida del matrimonio y su hijo fue doña Adelaida, quien tenía
los ojos rojos de haber llorado mucho con la noticia. Para el resto, pasó como
un suceso más en esa casa de locos.
La asamblea se efectuó
el primer día hábil del mes siguiente, con la presencia de todos los
convocados, y tras una breve lectura de asuntos generales se trató el tema en
cuestión, el cual fue aprobado por mayoría total. Don Aristóbulo quedó como
presidente
Honorario y fue ungido
como nuevo presidente de la empresa “don Julián”.
En el nuevo directorio
Federico no ocupaba ningún puesto y debía dedicarse al control de todas las
cargas y descargas de toda la flota con un equipo a su cargo y una red de
computadoras. Don Aristóbulo ya no debería ir más a la empresa y viviría
cómodamente con una asignación muy jugosa, mas el reparto de ganancias, más las
regalías obtenidas por el alquiler de un sin números de inmuebles que poseía.
7
Pablo había cumplido
dieciséis años y de regalo el padre no
tuvo mejor idea que comprarle una moto importada de 250 cilindradas, un fierro
decían los amigos de Pablo y Pablo como
todo pendejo se subió al bólido como si se montara a una mujer en celo.
La noche próxima en la
madrugada corriendo picada cargado de alcohol y drogas se estrelló contra un
árbol de gran porte, iba con su novia, se mataron los dos.
Demasiado duro para el
corazón de don Aristóbulo, era el benjamín y el le había dado el arma para que
se matara, así que con otra arma en su escritorio terminó con la suya. No
fueron buenos tiempos en la familia Uriarte, la fatalidad se ensañó con ella,
de tal modo, que en poco tiempo se vio diezmada de tal modo que la casa que era
grande quedó prácticamente vacía y mucho más inmensa. Elisa formó pareja con un
estudiante también de agronomía, hijo único de un estanciero de gran fortuna y
se quedó a vivir en el pueblo y rara vez apareció. Adelaida y Rosalía seguían
aun en la casa, una llorando sus difuntos y la otra oxidándose
irremediablemente. Federico primero se fue de la casa, comprándose unas tierras
hacia el lado norte del pueblo y estableciéndose en una casa que luego fue
mejorando y al poco tiempo dejó la empresa para dedicarse a las tareas rurales,
junto a su mujer.
Julián cerró el ciclo.
Tuvo con su mujer cinco hijos. El mayor que conocieron los dos abuelos y luego
otro varón y después dos mujeres y por último otro varón.
En la casa de los
Uriarte se fueron las que quedaban casi seguidas, madre e hija, y la ruindad
fue total y el frente de tormenta desatado unos años antes terminó su lento
estrago.
asheclownhualot
El cuento excelente y el nombre del autor, nombre del libro, editorial?????
ResponderEliminarHola! Disculpa la tardanza recién lo veo. Hualot es el autor. No tiene editorial. Gracias por el comentario! Abrazo.
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