sábado, 13 de julio de 2013

Salir


                                                                             Salir

Salir de la rutina, de lo convencional, dela “realidad” preconcebida. Salir del mundo de los compromisos comunes a todos los hombres, esos que nos alienan, nos convierten en patéticas figuras inconsistentes, sin vida, sin ideales, sin emociones, sin color, sin gusto, sin razón ni motivo de pensar en una existencia afuera de las paredes que fueran levantadas por algunos arquitectos de la vida, creadores de un sistema, éste en el que estamos prisioneros y digita qué comemos, qué vestimos, qué escuchamos, con qué nos distraemos, con quién cogemos y dónde cagamos.
Salir a otro escenario…vacío…en penumbras. Cruzar el umbral  y entrar en otra dimensión y comprobar que existe la posibilidad de crear, de dar vida y que ésta sea tangible…real. Darle algo de claridad, la necesaria para distinguir las figuras. Buscar los nuevos sonidos, dotarlas de  movimiento cuando sea necesario y por último hacer brotar las palabras que relaten su momento crítico.
Salir es casi como soñar, pues en los sueños se mezclan sucesos de nuestra vida, de diferentes épocas y situaciones en una mistura que muchas veces es horrenda, pero real, y nos plantea la dura realidad de lo que somos y lo que sentimos y nos muestra  nuestra infelicidad y que tan bien escondemos bajo una máscara de hipocresía.
Salir es el paso que después de ser dado no tiene vuelta atrás. Ya nunca seremos iguales ni podremos volver  a repetir las mismas experiencias, si es que realmente lo hacemos con esa vocación, porque ya no seremos los mismos y por lo tanto no sentiremos de igual manera, habremos salido de ese personaje ficticio y destruiremos todo lo edificado hasta allí, sin importar quien o quienes queden fuera, en la frontera…del otro lado.
Salir es cambiar de rumbo, aceptar sus miserias, sus debilidades, sus desviaciones, sus verdaderos gustos siempre ocultos por tabúes. Prohibidos por el sistema del cual ya no quedan vestigios, aquél que sigue dominando del otro lado. Mientras que yendo hacia el punto que cada vez toma mayor dimensión, se abre un cielo de oportunidades. Donde el hombre y su realización son el único fin de la actividad humana.
Salir es despegarse de los hechos mundanos y pueriles, que es cierto,  condicionan todo nuestro accionar, nadie puede vivir sin comer  y nadie puede tener acceso a la comida si no tiene con qué obtenerla. Pero una vez conseguido el sustento, nos espera siempre el portal abierto para zambullirnos hacia lo otro, al que no se puede llegar de ninguna manera que no sea, por medio de una gran pasión hacia una vida ajena a los avatares mundanos. Viajar hacia la creación, hacia un hombre nuevo, con una nueva visión de la vida, de plena aceptación de su naturaleza, de saberse un animal favorecido por ella y que en lo demás, salvo su raciocinio, ser  uno más del rebaño.
Salir y entrar cada instante en el juego de la mente y el corazón, cada uno aportando lo suyo y los dos cómplices para descubrir nuevas sensaciones y sentir al máximo la adrenalina que produce el cuerpo ante una situación de miedo, o la torpeza del error, o el hastío de la soledad, o el fuego de una pasión.
Salir de todo lo convencional, dar el paso y atreverme a cruzar la línea que divide lo real de lo ficticio y entrar de una vez y para siempre en un territorio donde todo es posible, donde el amo omnipresente es la  creación, es lo que siento cada vez que me sumerjo en una nueva clase de teatro.

                                                                                                    asheclownhualot
                                                                                                        


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