La marca del delirio
En la madrugada silenciosa se escuchó
claramente el ruido lejano de una locomotora que se acercaba, ese tren lo
llevaría al final de la historia, de su historia plagada de infortunios. En un
espejo se vio y no se conoció, era alguien parecido a él que llevaba sus ropas
y su sombrero de ala ancha, y un cigarro pendiendo de sus labios y una enorme
marca en su pómulo derecho.
El tren llegó con cinco minutos de atraso.
Subió y se sentó en el primer asiento que encontró y encendió otro cigarro.
Miró a su alrededor y salvo una pareja y un vagabundo en la otra punta del
vagón, el resto estaba vacío. Rozó con su mano el pómulo de su cara y sintió el
tajo que partía su lado derecho en dos. Cuánto tiempo había pasado? ¿Había
perdido de tal modo la noción del tiempo? Ese depredador impío había logrado su
propósito, él estaba avejentado al punto de no reconocerse.
Sin importar la poca gente que haya en aquel
tren, su mente esta puesta en el recuerdo de esa mujer. Ella quien de un
momento a otro comenzó a estar siempre como en otra parte; hablando sola, los
ojos siempre abiertos, inquisidores, perdidos… Pareciera que en cualquier
momento pudiera saltar encima… ¿Pero era solo una apariencia?
No
podía con su alma, no sabia que hacer con su vida mas que seguir viviendo,
porque la muerte no era el final sino la continuación… esa continuación
convertida en infierno en su cabeza desquiciada.
Ella
que ya casi no conoce, esa desconocida , un espectro, una sombra, una
caricatura fantasmal de aquella mujer que conoció hace muchos años cuando ambos
eran adolescentes, tan hermosa e inteligente ahora perdida en un laberinto sin
retorno.
Muchas veces había tenido el deseo de terminar
con ese suplicio, de darle un corte definitivo, enfrentarla de una buena vez,
lo intentó tres veces y siempre volvió.
Su mujer lo vio en el parque regando las
plantas como todas las tardes. Era una de sus terapias, se pasaba horas yendo y
viniendo sacando pasto, hierbas silvestres y hojas sueltas, desentendido de
todo. Estuvo en la ventana mirándolo sin pestañar con los ojos fijos, bien
abiertos, agazapada, acechando, esperando el momento.
Espero el momento justo para para saltarle encima.
Apenas entro le clavo el cuchillo en la cara, partiéndole en dos el rostro,
bañando de sangre su ser y todo aquello que lo rodeara. El desconcierto se
transformó en la descripción mas justa de aquel momento.
A pesar de lo sucedido, reaccionó justo cuando
el cuchillo vino hacia él buscando acabar el acto y como pudo esquivó el golpe,
alcanzando a tomar del brazo a su mujer y lanzarla contra una pared con
violencia, dando un grito terrible mezcla de rabia y dolor. La vista se le
nubló y creyó que se desvanecía pero pudo escapar de la casa y caminar con un
pañuelo apretando el pómulo y buscando a alguien que lo ayudara.
Con varios puntos en su cara un enfermero
amigo cerró la herida y con un pinchazo le inyectó un calmante. Ese día terminó
en ese lugar ya que no tenía donde ir y no quería volver
Tiempo después decidió volver a la casa,
porque a pesar de lo sucedido, algo en él se encontraba aferrado a al ser de
ella. Al llega encontró la puerta de la casa entreabierta como la había dejado
al escapar aquel día. Entró sin hacer ruido midiendo cada paso hasta llegar al
medio de la sala, todo estaba igual, el piso lleno de sangre y allá en el fondo
de la sala en un rincón estaba ella arrinconada con la cabeza entre sus
rodillas en posición de derrota, en un extravío total hablando bajito, perdida
para siempre.
asheclownhualot
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