El fondo del vino traidor
Anochecía lentamente, y como todas las tardes
de verano empezaba a correr una fresca brisa como dándole un resuello a los
cuerpos castigados por el tremendo calor de enero.
La ciudad estaba desértica a causa del éxodo
producido tras la partida en masa de una gran parte de sus habitantes. Pero
Pedro es uno de los que debe continuar soportando los embates de este clima
impiadoso. Sentado a la mesa del bar como todas las tardes, abre el diario en
la página de las carreras, mientras espera que el mozo le sirva su primer vino
bien fresco. El dato que tiene es que Copetudo en la cuarta de San Isidro, gana
por demolición y paga un dineral. Por ahí, voy y lo juego, pensó.
Recorrió lentamente las páginas sin mayores
expectativas mientras se tomaba un sorbo del vino que estaba a punto. Casi se
le cae el vaso de la mano cuando lo vio. La noticia en si era de pocas palabras
y se refería a la captura de Ignacio Paredes por estafas y robos reiterados.-
Pero este tipo no puede ser más pelotudo! Y ahora que mierda hago, me van a
matar…me van a matar!
De un sorbo grande tomó el resto del vino,
pagó y salió rápidamente y con paso vivo arrancó para su departamento a unas
diez cuadras del bar. Al aproximarse los
vio parados en la vereda, en actitud impaciente mirando para todos lados. Se
paró , no lo habían visto y dio media
vuelta y se ocultó detrás de un auto , pensando, siempre pensando, como salir
de esa.” Si cruzo, sin que me vean, puedo escapar por la cortada, debo esperar
que haya un poco de más de transito y me pianto”. Y justo se dio que se
encontraron dos ómnibus de cada lado y uno frenó y el otro al quererlo pasar
armó un lío descomunal y ahí fue que Pedro sin mas cruzó por detrás de los
ómnibus y desapareció por la cortada.
Había zafado, por ahora podía respirar, pero,
por cuánto mas?
Estos tipos me van a encontrar y si no puedo
volver a mi departamento, peor, necesito mis documentos, algo de dinero y el
arma.
Levantó el tubo y dijo, por favor, sin
preguntas, andá a mi departamento, vos sabés donde dejo la llave, tráeme los documentos, la guita y el chumbo, están
debajo del colchón. Estoy en el teléfono público del bar de siempre, por favor
hacé de viejita así pasas sin problema, búscame en el fondo.
Cuando la vio aparecer estuvo a punto de
echarse a reír, pero no lo hizo, medio como que levantó la mano para que lo
viera .Realmente era una artista del disfraz y siendo hombre mucho más. Está
lleno de matones, en que carajo te metiste esta vez?
Paredes está preso y tiene la guita que les debo
a los fulanos y es mucha y si no les pago soy boleta , así que tengo que rajar, ya mismo. Tenés lo
que te pedí?
Si, acá está todo lo que tenías en tu bulo.
Adonde te vas?
A Uruguay, que otra, espero que los pueda
despistar, para ganar tiempo y de ahí me paso a Brasil y que Dios me ayude.
Ella esperaba al menos un abrazo, pero él casi
sin mirarla, yéndose, le dijo gracias por todo, cuando pueda te llamo y se fue casi
corriendo.
En el Aliscafo estuvo todo el tiempo parado,
mirando sigilosamente para todos lados, al llegar todo transcurrió normalmente
y una vez en tierra, tomó un taxi y se alejó del centro hacia un barrio
retirado que conocía y que le pareció seguro. La gente dueña de la pensión lo
conocía y le debían ciertos favores, por lo cual lo acogieron inmediatamente y
lo colocaron en el lugar más alejado y tranquilo y de menos exposición.
Estuvo recluido en la pensión varios días sin
salir, hizo algunas averiguaciones para ver como hacer para pasar a Brasil por
tierra y tuvo suerte pues unos amigos transportistas salían a la mañana
siguiente de madrugada en busca de una carga de pino Paraná
Estaban yendo las cosas mucho mejor de lo que
pensaba, estaba tranquilo, había zafado de los matones y en Brasil buscaría un
par de amigos en Porto Alegre que le harían la gamba. De puro aburrido decidió
salir de su habitación y darse una vuelta corta hasta un bar a dos cuadras de
la pensión, tomarse un vino y si conseguía leer algún diario de La Argentina.
No tuvo suerte con el diario, pero si con el
bar y se acomodó en el fondo y pidió un vino .El mozo le trajo el vino en un
vaso grande y él lo tomó en dos tragos con un gusto inigualable, el gusto de la
libertad y pidió otro. Este segundo lo bebió lento, tomándole el gusto, era un
buen vino ,se dejaba tomar . Cuando lo estaba terminando en el fondo del vino,
vio las formas de tres personas se le acercaban y rodeaban y le decían, no
hagás quilombo por que te limpiamos acá mismo, quedate piola y nos vamos
tranquilos
Sabía que era el final, que no debió haber
salido, pero ahora eso era pasado, disparó el arma sin parar hasta agotar las
balas y alcanzó a ver como caían dos de sus verdugos, el tiro del tercero
termino con su historia.
asheclownhualot
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